Tom_Clad y sus cosas

Inquietudes tengo muchas. Cosas por decir también. Me gusta opinar. Me gusta escribir. Me gusta sentirme escuchado. Me gusta hacer el gamba. Para todo eso y para más, este blog. Son mis cosas. Optimizado para Firefox, en IE se ve hecho una MIERDA.

22.11.07

100 minutos


La lejanía es algo parecido a la soledad.

Poner tierra de por medio es lo mejor que te puede pasar en ocasiones.
Cura agobios, aclara mentes y pone cosas en su sitio.
Cuando la aborreces y quieres salir de ella, es el amigo infernal que nadie quisiera cruzarse en su vida.
Me acaban de decir (por teléfono claro, es lo que tiene la lejanía) que mejor no hablemos más, que se me puede coger demasiado cariño o echar demasiado de menos como para tenerme en la distancia.
Cuando de modo totalmente aleatorio se encuentran dos personas que a priori tienen en común más bien poco (ni edad, ni idioma, ni nivel cultural, ni intereses vitales...) y poco a poco se van mezclando, descubriendo a cada palabra, a cada frase, a cada exclamación, a cada silencio, como una maravillosa e inesperada sorpresa, que en realidad son prácticamente iguales en demasiados aspectos, puede surgir una mezcla extraña de estupor, incredulidad, miedo, alegría y resignación.
¿Por qué esas dos personas que se acaban de encontrar no pueden seguir conociéndose?
¿Por qué nos da miedo abrir las puertas a la incógnita?
¿Acaso la lejanía es un lastre, no ya para la relación de pareja, sino para la amistad, el descubrir, el reírte?

Querer es poder.

Ese rintintín que cualquiera espeta de buenas a primeras queriendo transmitir ilusión y ganas cuando en realidad lo único que suelta por su boca es la primera frase hecha que se le pasa por su cabecita, es algo que si aplicásemos de verdad nos ayudaría bastante a centrarnos un poquito y encauzar nuestras vidas en el buen camino, a no ser que desees follarte a Miguel Bosé, como es mi caso, que si siguiera a rajatabla la afirmación de la que vengo hablando me convertiría en uno de esos acosadores de famosos que luego le pegan un tiro a su ídolo y acaban siendo mitos de otros que, a su vez, les da por cargarse a toda su clase, cosas que pasan.

A mí no me da la gana de centrarme.

De lo que realmente tengo ganas es de conocer a esa persona que el azar me ha plantado delante, a pesar de que viva en ese país y esté lejos.
Quiero seguir viviendo en ese mundo idílico donde todo es posible, donde si realmente se desea, se pueden tener verdaderas relaciones con la misma intensidad estando en el quinto pino o en la misma cama.

Pero, lamentablemente, el jardín de la alegría, donde los pájaros vuelan (y pían) está habitado solamente por aquellos ilusos como yo que piensan que ser pasional es mejor que ser cerebral y, aunque pueda parecer que la propuesta de dejar la comunicación que me han hecho hace un rato y que es lo que me lleva a escribir este vómito de ideas que se me amontonan es debido a la razón, en el fondo yo sé que, como esa persona se parece tanto a mí, no le agrada pensar en la idea de tener una enajenación mental no tan transitoria y venir un día a este país para descubrir qué leches pasa y el motivo por el cual el destino a veces se despista y mezcla las fichas del parchís.

¿Por qué coño no puedo conocerte más?
¿Es posible que me importes después de sólo 100 minutos de conversación?
Tengo ganas de darle un puñetazo a la pared.



3 Comments:

  • At 23/11/07, 10:15, Blogger Diego Cardador said…

    Sinceramente Jose, me encantan tus relatos. Y más acompañado por un temazo como Distancia que le venia como anillo al dedo. Yo soy anti-distancia. No dispongo de la confianza necesaria a nivel de pareja (o quizás no haya nadie que aun me haya demostrado que se puede tener confianza plena en alguien) y me agobia mucho saber que no puedo estar cuando me necesitan y viceversa. Pero todo esto no quiere decir que no sea capaz de enamorarme de alguien y dejarlo todo por irme más cerca (vivir con el o en la misma ciudad) si fuese necesario. Ay! cosas de la vida y el amor!

     
  • At 23/11/07, 12:05, Blogger Quique said…

    No creo que seas tan pasional, yo sinceramente creo que eres más inteligente que todo eso (algo que yo no soy en cuanto a relaciones por ejemplo), lo cual es muy bueno!

    Besos.

     
  • At 27/11/07, 19:26, Anonymous Anónimo said…

    Mi pequeño duende, ahí va, como una rúbrica, sin pensar, de un solo trazo, de manera pasional e irreflexiva, aquello que tal debiera decirte manteniendo una conversación, pero esa converación no va a existir. Te echo de menos...y no paro de pensar qué estarás haciendo, con quién, si estarás por la noche en la calle y, no puedo dejar de sentir que todo eso y tu voz, y tus palabras, y tus silencios, el tacto suave de tus manos o ese mirar como a hurtadillas, ese mirar al que no podemos sustraernos cuando tenemos delante a alguien a quien empezamos a querer, o ese mirar fijo, hermoso y desafiante que dice estoy aquí y yo también puedo empezar a quererte, si tú me dejas...todo eso es lo que a la vez me acerca y me aleja, no puedo permitirme el lujo (ni el dolor) de mantener una relación, del tipo que sea, con alguien a quien es tan fácil amar. Sí, amar, ese verbo tan usado y tantas veces utilizado sin reparar en sus consecuencias. Amar es un arte, por cierto peligroso aunque de obligado cumplimiento (cuánta necedad hay alrededor de todos), que requiere para que resulte en la más extrema fluidez un trabajo casi titánico por parte de ambos amantes, qué bonita es la palabra "amante"y qué feo significado se le está dando. No me extenderé, sólo decirte que no puedo tenerte, no puedo abrazarte, no puedo despertarme contigo, no puedo respirar el aire que exhalas, haciéndolo mío, transformándolo en parte de mi propio aliento (en este punto, pido disculpas por si hay desorden en la escritura o faltas de ortografía, voy escribiendo y despidiéndome de ti al mismo tiempo), hay tantas cosas que la distancia no me permite hacer que, puede más ella que todo aquello que es real e imaginario, todo aquello que es posibilidad y certeza, posibilidad: la de amarte, certeza: que cada vez que acabamos de hablar tengo la necesidad de abrazarte. Jose, no nos veremos, no hablaremos más, enfádate por las promess que rompa, por todo aquello que no dejaré que suceda. Enfádate, golpea la pared si lo deseas, pero no porque no sea yo quien no pueda darte aquello que quisiera, si no porque ES TAN SENCILLO AMARTE, que quien lo haga debe estar cerca de ti, no instalado en esa lejanía que el azar ha interpuesto entre ambos. No releeré lo que he escrito, intentaré que se pueda leer y, tendré la esperanza que todo aquello que hemos hablado lo puedas entregar a otro y, él sepa apreciar que eres...Sí, realmente podría quererte. No pongo ninguna palabra de despedida, te dejo la libertad de escoger aquella que tú desees, la que menos duela, a ti y a mi

     

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